Roxana Cóndor
Directora Comercial.

Haz el siguiente ejercicio: piensa en todo lo que necesitas para un evento. Recinto, ambientación, estructuras, luces, música, bebidas, anfitriones, etc. Quizás en esa lista no estás considerando a un moderador o un maestro de ceremonias. Tal vez pienses dejar esa elección a tu agencia organizadora de eventos.

En Classis proponemos que la elección del rostro al frente de un evento es una oportunidad para pensar diferente y ser disruptivos. ¿Por qué una conferencia sobre transformación digital, dirigida a un segmento millennial, no podría ser moderada por un ‘youtuber’ o un ‘tekkie’? ¿O tener como speaker a un reconocido emprendedor para el lanzamiento de una novedosa línea de productos masivos? ¿Podríamos contar como presentador de un evento farmacéutico a un cocinero famoso?

Abanico amplio

Con este enfoque, la lista de posibilidades se amplía más allá de lo tradicional. Al público le gusta sentir la empatía de lo cotidiano. Por ejemplo, no saben lo cómodo que sería ver a Renato Cisneros (quien siempre aprovecha los canales digitales y tradicionales para hablar de su experiencia como padre) dirigiendo un evento sobre productos de maternidad. O a una Chiara Pinasco y su mascota, siendo maestra de ceremonias de un producto de uso veterinario. ¡Yo los oiría con atención!

¿Qué lograríamos con elegir a alguien así? Que la experiencia del evento perdure en la mente de nuestros clientes y su público objetivo.

Algunos criterios

Toma nota. Estas son las cuatro cosas que pienso cuando tengo que hacer esta elección.

  1. Un perfil motivador. El moderador debe hacernos sentir cómodos.
  2. Una persona que tenga ‘feeling’ con la marca. Que pueda conectar con ella a través de su profesión o sus gustos personales.
  3. Que exista empatía. Si no se logra conectar de manera orgánica con el público, no tendremos el efecto deseado.
  4. Una buena trayectoria. Debemos analizar si el moderador comparte los valores de la marca sin generar controversia.

La siguiente vez que planees un evento, piensa “fuera de la caja” y no desaproveches estos aspectos que pueden aportar al retorno de la inversión que destinas a un evento.